"Lucas plantea que quienes enarbolan la antorcha con más fuerza son seguramente los que tienen más que ocultar, y necesitan al monstruo para justificar lo que hacen". Álex Montoya
Nueve años han transcurrido desde la aparición del cortometraje 'Lucas' (2012), que narra la relación entre un joven con necesidades económicas y un pederasta que le pide tomarle fotos, hasta su transformación en largometraje. Nueve años de reescrituras de guion, conversaciones con productores y diferentes intentos de sacar adelante su financiación.
Lo explica así su director, Álex Montoya, en la entrevista que tiene lugar en la madrileña Sala Equis: "Siempre tuve en mente que Lucas fuera mi salto al largo pero, a pesar de que el corto fue nominado al Goya, ningún productor se interesó por el proyecto y al final apareció inesperadamente 'Asamblea' (2019) y terminé rodando primero aquella y luego Lucas".
"Más que una película sobre la pedofilia, es un thriller con pedófilo"
"La película se reescribió, sobre todo en lo que concierne al personaje pederasta de Álvaro, ya que el cambio de actor hizo que dicho personaje mutara. Aunque los actores crean que no, la personalidad del actor permea en la del personaje”, declara Montoya.
Jorge Cabrera, el actor que da vida a Álvaro, sostiene que tenía dos preocupaciones principales con su personaje, no juzgarlo y mantener la opacidad hasta determinado momento del metraje. Y añade que "uno de los valores de la escritura de mi personaje es que es contradictorio, como somos realmente los humanos".
"Pero más que una película sobre la pedofilia se trata de un thriller con pedófilo, en la que se plantea la mirada hacia el diferente, como ocurre con Frankenstein cuando los aldeanos desean quemarlo, dada la necesidad del pueblo de buscar monstruos", aclara Montoya.
"La teoría que plantea Lucas es que aquellas personas que enarbolan la antorcha con más fuerza son seguramente los primeros que tienen más que ocultar", añade el director, "y los que necesitan esta idea del monstruo, alguien peor que ellos para justificar de algún modo lo que hacen".
Un verdugo que también es víctima y, sobre todo, el principal confidente de Lucas, el quinceañero protagonista de la historia. Ambos establecen un vínculo común gracias a un dolor del pasado que sigue presente en sus vidas.
"Son dos personas que han perdido y, por ello, la sociedad les ha arrebatado su lugar en el mundo, pero por un momento ambos se encuentran y parecen que han vuelto a hallar ese lugar, formándose una preciosa conexión entre los dos", explica Jorge Motos, el joven actor valenciano que encarna a Lucas y cuya actuación le ha valido el premio a la mejor interpretación masculina de la sección Zonazine del pasado Festival de Málaga. "Yo era muy fan del cortometraje y me encanta este personaje", afirma Motos.
Tanto Álvaro como Lucas llevan su dolor a cuestas en soledad y con la marca corpórea que les perpetúa dicho sufrimiento. "Las cicatrices que nos va dejando la vida tienen una historia detrás. Lucas era una persona atlética que debido a su lesión ya no puede continuar con su vida, además de haberle alejado de sus amigos. Esa herida le recuerda, además, la muerte de su padre. En el caso de Álvaro, sin desvelar demasiado, él paga un precio por lo que hizo, y ese precio lo debe sufrir a diario", señala Montoya.
"Lucas es costumbrista, muy local y con algo de humor, como lo que hacen los Coen pero en Valencia"
La película es también una obra contra los prejuicios, proponiendo al espectador una reflexión acerca de las perspectivas con las que se observan habitualmente a los denominados monstruos de la sociedad, en este caso a un pederasta.
El actor Jordi Aguilar, que ya había trabajo con el director en 'Asamblea' y aquí da vida al padrastro de Lucas, comenta en relación a este tema que "para el espectador es duro tener que afrontar la empatía con un pederasta", al tiempo que añade Motos que se consigue "sin blanquear sus actos jamás". "Es ese equilibrio en terreno pantanoso donde Montoya elige plantear la historia y para mí es el gran valor del guion", apuntilla Cabrera.
Hay un elemento narrativo importante en la película y es el cambio de tono que se produce llegado el ecuador del metraje. Lo que parecía un drama en los primeros compases del filme va transformándose en un thriller. Dicho cambio de género sorprendió para bien a los actores, aunque rodando no terminaban de comprenderlo.
"A mí como actor me rompe mucho los esquemas estos cambios radicales, por eso es importante tener confianza en el director, y además destaca que el thriller que plantea Álex es costumbrista, muy local y con algo de humor, como lo que hacen los Coen pero en Valencia", sostiene Cabrera.
Montoya explica que al verse reducido el presupuesto optó por una violencia más realista, con un humor costumbrista que surge cuando dos personas se pelean, donde los movimientos patéticos y la escasa preparación provoca la comedia involuntaria.
"La especificidad puede que sea lo más importante en el cine"
La conseguida atmósfera creada para el thriller se debe en buena parte al lugar escogido para grabar las secuencias: el Parque Natural de la Albufera. "Normalmente no se suele tener muy en cuenta, pero las localizaciones son importantísimas puesto que las películas buscan crear un espacio en la mente de los espectadores, y la Albufera es una localización impresionante. Además, teníamos acceso a las compuertas que permitían llenar y vaciar los campos que están alrededor de la casa de Álvaro", explica Álex Montoya.
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